La ocurrencia de enmarcar, sosteniendo con propia mano (o eso parece) el motivo a destacar, es un truquillo de esos que l@s artistas homologad@s cargarían de simbolismos metafóricos, montando alrededor de ello toda una exposición y obteniendo pingües beneficios. Eso aparte, las farolas de atrás estorban un poco la contemplación de la estatua y quizás la cabeza ha quedado demasiado en sombras. Pero la originalidad del recurso se reconoce.
Salvador Solé Soriano