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Caja de concubinas

Caja turca para encerrar concubinas. La foto está tomada a principios de mayo de 2014 en las dependencias del harén del complejo del palacio de Topkapi de Estambul. Es de las pocas fotos aceptables que hice con mi vieja Olympus compacta en mi viaje a la ciuedad más hermosa de Turquía. A la cámara acabé rompiéndole por tercera vez el monitor al sentarme en ella, cansado, en las escaleras de una mezquita. Estoy pensando en comprarme una Olympus Stylus SH-1. Admito sugerencias... Protegidas y vigiladas por eunucos, sobre todo negros, las mujeres del harén era esclavas traídas desde los rincones más remotos del Imperio Otomano. Soñaban con ser la favorita del sultán y darle un hijo, lo que en ocasiones excepcionales suponía el matrimonio. Lo tenían difícil ya que en el harén tenían que competir con otras mil concubinas, la mayoría de las cuales no mantenían más estatus que el de servidora de otras cautivas. Si el sultán se cansaba de alguna de ellas o quería renovar su harén, hacía que las tiraran en un saco lastrado al Bósforo. La última mujer salió del harén en 1909. No hace tanto.
--- Cámara:OLYMPUS IMAGING CORP. Modelo:uD600,S600 Iso:64 Exposición (v):1/320 segundos Apertura (f):3.1 ---

José Biedma López

En fotored desde 15/03/2012

Ficha personal
  • hace 9 años
    Norma Betty Lago
    Linda toma, muy bien detallada, personalmente y no como experta fotógrafa que no lo soy, me parece que las puertas enteras sumarian. se agradece el relato que nos  enseña sobre costumbres que parecen terribles y lejanas, pero que lamentablemente de distintas formas y tan duras o más suceden hoy en todo el mundo con la trata de blancas
  • hace 9 años
    Antonio Cuenca. vaya
    muy guapa captura y de un colorido excepcional, la descripcion, sublime, te felicito por todo el conjunto, un saludo.
  • hace 9 años
    Salvador Solé Soriano
    El horror vacui propio del arte islámico se hace patente en la minuciosa decoración de esta elegante prisión femenina. Bien captado, editado e informado este documento sobre unas singularidades culturales que, cabe celebrar, no se han mantenido hasta nuestros días con la excusa de su tradicionalidad. Desgraciadamente, el respeto hacia la otra mitad de la población humana todavía es precario por parte de la mitad masculina y ¡Cuantos berracos no siguen soñando con tener un harén..! Hasta que esa ansía sea superada por la de compartir la vida con un espíritu afín y cabalmente complementario, nos queda recorrido por hacer...  Fotos como éstas dan mucho pie a la reflexión e incluso a la vindicación. ¡Gracias, José!