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Grulla cuelliblanca (White-naped Crane)

Uno de los objetivos importantes de mi viaje a Corea del Sur (enero 2017) era observar y retratar las tres especies de grullas orientales que se pueden ver allí en invierno. La que os muestro en la foto es una de ellas (Antigone vipio). Solo cría en los humedales de dos grandes zonas que están a caballo entre Mongolia, la punta N.E. de China y la Rusia oriental. Tras volar unos pocos miles de kilómetros, pasan el invierno en la frontera entre Corea del Norte y Korea del Sur, así como en el este de China y Kyushu, la más meridional de las grandes islas japonesas. Se alimenta de tuberculos, brotes y raíces de juncias y otras plantas semi-acuáticas, algunos invertebrados, pequeños vertebrados (ranas, lagartijas…) y, durante el invierno, también de semillas de arroz y otros cereales. De punta de pico a punta de cola mide cosa de 125 cm. Machos y hembras presentan el mismo aspecto. Está considerada una especie vulnerable ya que se calcula que quedan unos 6500 ejemplares de esta especie; su número, décadas atrás, era mucho mayor, así como sus áreas de distribución, que se han ido reduciendo conforme se convertían en cultivos los humedales donde criaba. Es evidente que la modernización de Asia no ha incluido suficientes medidas de protección medioambiental. Aunque parece que ahora China empieza a combatir en serio su galopante problema de contaminación, eso no significa que cubra todo el espectro de medidas medioambientales y el futuro de la la Grulla cuelliblanca todavía se presenta problemático. Toma realizada en el área de Cheorwon (norte de Corea del Sur), al filo de la célebre DMZ (Zona Desmilitarizada) donde quedan parches de bosques minados y alambrados, residuos de una guerra de hace 60 años, y se palpa la comprensible paranoia militar surcoreana respecto a los vecinos del norte. Esta grulla también la pudimos ver en el extremo sur del país pero hay otra (la Grulla manchú, cuyas fotos todavía no he subido) que solo aparece en ese territorio tan espinoso.
Cámara Nikon D7100 con objetivo Sigma 150-600 mms. apoyado en ventanilla de automóvil. Iso:125 Exposición (v):1/320 de segundo. Apertura (f):8

Salvador Solé Soriano

En fotored desde 22/10/2011

Ficha personal
  • Siempre didácticas e interesantes tus descripciones sobre las aves. Es un hermoso animal este, como queda claro en la toma, con una edición entiendo que muy ajustada, dada la naturalidad con que lucen los colores. Una buena toma con el valor añadido de la ubicación. No se si llegasteis a sentir temor por estar cerca de la zona de conflicto, pero hay que echarle valor
    • Salvador Solé Soriano :hace 7 años Ante todo agradecerte la paciencia con estas fotos mías que tan poco juego estético tienen; es que ya hace años que decidí crear en FotoRed un archivo de imágenes y textos ornitológicos al que se pueda acceder desde fuera, ya que yo no tengo blog (he hecho dos blogs pero siempre se me acaban averiando y los dejo de usar). Con el resto de fotos es lo mismo; galerías a donde dirigir a quienes quieran ver mis fotos de paisajes, retratos, abstracciones, etc... Pero mientras que esas galerías temáticas contienen tanto arte como le puedo poner a la fotografía y, por ende, están 100% dentro de lo que encaja en una web de fotografía, mi galería de aves debería estar en una web de ornitología, donde esas fotos serían la hostia, mientras que aquí, muchas resultan aburridas. Por eso te agradezco la paciencia. Respecto a mi breve estancia en la DMZ de Corea del Sur (una mañana, de 7,30 a 13,30h) tengo una anécdota; buscando las grullas en un laberinto de pistas agrícolas acabamos por meternos en una zona prohibida. No nos percatamos de ello hasta que salimos por el lado equivocado de un control militar. En cuanto los soldados vieron las cámaras, nos ordenaron borrar las fotos. A nuestro viaje le quedaban tres días y habíamos acumulado "tesoros" que quizás nunca más tendríamos ocasión de recuperar. Pero yo, con cara de circunstancias, hice como que me disponía a cumplir la orden (ya sabes "¡Seño´, sí seño´!") así que, cuando el soldado que nos vigilaba desde fuera del coche giró la cara para atender a lo que le decía el sargento, saqué la tarjeta de memoria, la oculté con dos dedos en la palma de la mano y le mostré una pantalla vacía de fotos (apretando el botón correspondiente) donde decía claramente, en castellano "Sin tarjeta de memoria". En un susurro comuniqué el truco a mis dos colegas y todos pudimos mostrar cámaras limpias de cualquier imagen. Los militares, contentos con nuestra obediente actitud (inverosímil para cualquier fotógrafo que se precie) nos invitaron a café con leche y diez minutos más tarde partíamos entre sonrisas y reverencias a seguir retratando grullas un rato más. (sigue en otro envío que me acerco a los 3000 caracteres)
    • Salvador Solé Soriano :hace 7 años Respecto al miedo: Antes de viajar nos informamos bien de cómo están las cosas allí donde vamos y puesto que en la DMZ no existen conflictos armados (precisamente porque, más allá de los controles militares, esa es realmente una zona desmilitarizada) no teníamos que temer por nuestra vida. Además, a base de viajes, hemos acumulado experiencia con los militares y, si colaboras con ellos, te suelen tratar bien ya que su segunda prioridad, tras defender lo que les toque defender, es evitar los conflictos diplomáticos, las denuncias a los consulados, etc... Los soldados, cabos y sargentos que te detienen son los últimos monos de la cadena militar y los que se llevan la peor parte de cualquier problema que surja con los guiris, así que los evitan tanto como les es posible. Con ese conocimiento, una actitud colaboradora y algo de sangre fría ante las metralletas, todo es miel sobre hojuelas. Allí donde averiguamos que no es seguro que baste con este trío de recursos, sencillamente, no vamos.