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La belleza del desierto

Cada año, los vientos que soplan sobre el Sahara en dirección oeste, arrojan al mar miles de toneladas de arena. Pero una minúscula fracción de ésta alcanza las costas de Fuerteventura y, con el paso de los siglos, allí se ha creado una especie de delegación insular; el desierto de Corralejo. No tiene más de diez kilómetros de largo por cinco de ancho pero en tan modesta extensión se presenta un digno catálogo de dunas móviles de genuina arena africana. En Abril del año 2008 Sara y yo visitamos el lugar varias veces durante nuestra estancia de una semana en aquella isla y así conseguimos sacarle algunas hermosas imágenes de las cuales ésta es la tercera que os muestro. Personalmente, siento debilidad por los desiertos; no solo son tesoros estéticos ilimitados si no uno de los entornos donde más fácilmente se pacifica mi espíritu. El minimalismo reinante en ellos hace vibrar mi onda y - cuando, de tarde en tarde, los recorro - ando intentando plasmar en fotos ese sentir.
Cámara Canon EOS 20D con objetivo Sigma 10-22mms., a pulso. Iso:100 Exposición (v):1/400 segundos Apertura (f):13

Salvador Solé Soriano

En fotored desde 22/10/2011

Ficha personal
  • hace 11 años
    Jose Alvarez gándara
    Es una de esas imagenes que se quieren conseguir en estos lugares, una preciosidad. Un saludo
  • Juro que antes de abrir la miniatura pensaba en el Namib. Una toma excelente
    • Salvador Solé Soriano :hace 11 años El Namib - tengo entendido - en vez de dunas de cuatro metros las tiene de ciento y pico. Pero junta suficiente arena y viento y obtienes una reproducción aceptable de un desierto. Corralejo está poco explotado fotográficamente ya que la región es más conocida por su infumable complejo turístico que por estos parajes donde, por mucho dinero que poseas, no te puedes comprar nada... Gracias por el comentario, Txema.
  • hace 11 años
    María Jesús López B.
    Maravillosas y sinuosas dunas. Precioso el color y preciosas esas huellas dactilares del viento.... ("jo, que cursi soy") ;-)). Los arbustos, con su color verde, marcan el contrapunto de vida en un paraje árido; a la vez que sus sombras alargadas le dan a la imagen un carácter pictórico, como tú bien dices, minimalista. Me parece una foto preciosa.