No se puede adjudicar un sexo demasiado concreto a alucinaciones semi-artísticas como esa. Pero me gusta el documento pues muestra un rasgo muy de nuestras últimas décadas, signo de los tiempos; casi unstantáneo, feo, amenazador... Por lo que llevamos visto, puro siglo XXI. Aunque ya viene de un tiempo atrás, desde luego. Encuentro muy bien compensado el contraluz y las formas cúbicas del edificio contrastan con las redondeadas del graffiti.
Salvador Solé Soriano