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La turista

Asociaciones de vecin@s y movimientos sociales llevan ya casi una década denunciando el exceso de presión turística que sufre el Barrio Gótico de Barcelona. Yo, que vivo en el centro de dicho barrio, puedo dar testimonio de los litros de orina que, cada noche, se vierten en las esquinas y de las trombosis viarias que los grupos guiados generan en unas calles tan estrechas que casi se puede tocar una pared con cada mano. Eso solo por citar dos de los muchos inconvenientes. Como soy persona con escasa paciencia para con el prójimo, le debo a las masas turísticas el desarrollo de una virtud que no me es propia (la paciencia para con el prójimo) y, gracias a ello, sobrellevo bastante bien lo que tant@s vecin@s mí@s (mayormente mayorcetes, como yo) consideran inadmisible. Asomarse más allá del propio egoismo es un ejercicio muy sano; cuando lo hice - respecto a este tema - vi que l@s extranger@s vienen de buen humor, están razonablemente relajad@s, disfrutan de un entorno nuevo o de regresar a un lugar del que tienen buenos recuerdos. Y me cuesta indignarme. Además, la cantidad de personas hermosas que se pasea por aquí, cual flores de verano, me alegra la vista. Las casas del barrio del Call (antiguo barrio judío medieval), incluido el edificio donde vivo, se han poblado de aves de paso, muestrario de todos los sexos que puede concebir la especie humana, casi tod@s jóvenes y solo puntualmente borrach@s, normalmente a horas en que me hallo durmiendo y no me entero. Salvo por algún charco de vómito que te saluda al salir de casa por la mañana. En fin, decidido a tomármelo con espíritu positivo, no desdeñé la ocasión que me brindó esta ninfa en la ventana de enfrente. No hago ni la mitad de fotos de retrato que quisiese y me cuesta horrores realizar robados. Pero, en esta ocasión, como el rostro de la involuntaria modelo quedaba en el anonimato, aproveché “al vuelo” una muestra de este desfile infinito que bate, cual olas marinas, el entorno donde vivo.
Cámara Nikon D7100 con objetivo Nikkor 75 - 300 mm f/4.5 - 5.6, a pulso Iso:200 Exposición (v):1/250 de segundo. Apertura (f):4.5

Salvador Solé Soriano

En fotored desde 22/10/2011

Ficha personal
  • hace 7 años
    Salvador Solé Soriano
    ¡Ah, sí! L@s colegas más observadores/as se preguntarán como sé que es una turista y no un turista. Bien, si os fijáis en el codo, la apófisis del cúbito es casi inapreciable, rasgo típico del cúbito femenino. Claro que, si nos adentramos en el terreno psicológico, a estas alturas del siglo XXI ningún cuerpo humano puede demostrar empíricamente qué sexo se adjudica su propietari@...
  • hace 7 años
    marta Liber
    Por lo menos pudiste disfrutar de una buena figura, jaja...
  • La paciencia es una buena virtud en casos así, también a mi me cuesta demonizar al personal solo por el hecho e ser amigo de viajar y de disfrutar aun cuando a veces, es cierto que puede ser algo agobiante. Buen robado y una edición al gusto
    • Salvador Solé Soriano :hace 7 años En este asunto, como en tantos otros, unos pocos miles dan mala fama a millones de inocentes, por eso hay que apuntar bien cuando se señala con el dedo. O no señalar. Gracias por el comentario, Txema.
  • Veo que eres tan buen fotógrafo como bueno en ironía. No sabía lo del cúbito!.  La verdad es que supongo que a veces no hay más remedio que armarse de paciencia. Pero  a veces uno se debe sentir invadido...
    • Salvador Solé Soriano :hace 7 años Si la hipófisis del cúbito es más roma en las mujeres que en los hombres será de pura casualidad (me lo inventé) porque esa afirmación no es un alarde de cultura anatómica (sé muy poco al respecto) si no parte del chiste. Gracias por el comentario, Miguel.