Peziza roja... de mentira.
Este hongo saprofita, de nombre científico casi impronunciable (Sarcoscypha coccinea), crece en palos y ramas en descomposición en suelos forestales húmedos, generalmente enterrados bajo la hojarasca o en el suelo. Por lo general, durante los meses más fríos del invierno y principios de primavera se producen los ascocarpos (también conocidos como cuerpos fructificantes) en forma de copa. El interior de las copas es rojo brillante —de aquí deriva tanto el nombre común como el científico— y contrasta con el exterior de color más claro. Actualmente, la comestibilidad de los ascocarpos es discutida por diversos autores, pues algunos sostienen que el tamaño pequeño, textura dura y fructificaciones insustanciales de la seta no la hacen recomendable o, mucho menos, comestible. Los indios oneida empleaban el hongo con fines medicinales, y en Inglaterra se usaba para teñir arreglos florales para adornos de mesa. (Bendita wikipedia, je, je)
Y una vez soltada la parrafada wikipediana, os aclaro que las pezizas que veis son artificiales; en realidad forman parte del atrezzo que acompaña a una de mis maquetas en las que los actores principales son varias especies de tritones -uno ya lo puse en otra imagen anterior- ambientados entre agua, hojas, musgo, setas, ramas, tierra húmeda... en definitiva, un rinconcito idílico, pero artificial. Ya os la mostraré en otra ocasión.
Un saludo a todos.
Resinas, pegamentos, pinturas...
Salvador Solé Soriano