Tanto verde siempre es agradable a la vista. Pero ya sabes que yo prefiero zonas menos humanizadas, con más bosquete y matorral entre pastos y cultivos. Entiendo que, en una zona tan llana, el terreno es todo él aprovechable para usos agropecuarios y ese aprovechamiento se hizo mucho antes de que alguien concibiera ideas de equilibrio entre explotación humana y medio ambiente. Hasta hace un siglo, la naturaleza era una mera fuente de recursos, entendida como infinita y creada por Dios para uso del ser humano. La explosión demográfica no ayudó a moderar la destrucción de los ecosistemas; primero eramos ignorantes y luego ya no supimos parar... Desde la adolescencia, mis lugares preferidos, son aquellos donde puedo sentir que el ser humano no ha jodido la marrana. Por eso, aunque he pasado toda mi vida en Barcelona, no he conseguido sentirme conectado a ella, aunque haya aprendido a tolerarla y a sacarle provecho estético a través de la fotografía. Te explico todo esto (no por primera vez, creo) para que entiendas mi forma de ver paisajes como el que muestras. Ello no significa que me cueste comprender que otras personas sientan cariño por su entorno primigenio, sea el que sea, desde un vertedero de Calcuta a unos fértiles valles vascos; todo está en la mente y el corazón humano y eso sí que lo comparto con el resto de la gente.
Dolores Salvador D.