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Zenaida torcaza (Eared Dove)

He aquí una de las pocas especies que está encantada de lo mal que tratamos al planeta; al igual que la Tórtola turca en Europa y el Asia templada, la Zenaida torcaza (Zenaida auriculata) se benéfica de suburbios urbanos, zonas agrícolas, polígonos industriales y otros destrozos. De hecho es la paloma más abundante de Sudámerica, solo ausente en las áreas forestales bien conservadas. Originariamente es ave de terrenos semi-áridos, con árboles y arboledas dispersas y matorrales. En un continente tropical intocado, ese no es un ecosistema demasiado abundante porque la vegetación crece de lo lindo con tanto sol, calor y lluvia. Pero el ser humano ha creado ecosistemas aptos para ella y ahora campa a sus anchas en lugares donde antaño no se la veía. Le da igual hacer el nido en el suelo, en un árbol, en un arbusto o en huecos de edificios, flexibilidad muy rara en las aves. Por si fuera poco, no tiene problemas con la temperatura y es común en la Patagonia (hasta Tierra del Fuego) y en los Andes hasta los 3.500 m.s.n.m. en general y hasta los 4.400 en Bolivia. Ha colonizado las ciudades y localmente se la considera una plaga agrícola pues a menudo prefiere el grano de los vegetales cultivados (sorgo, soja, arroz, mijo, maíz, cacahuete…) al de las plantas nativas, que ahora consume en menor medida. Aunque solo se alimenta de semillas pequeñas, es muy oportunista a este respecto, adaptándose a lo que haya disponible en cada región y época del año. Bandadas de hasta 100.000 ejemplares asolan algunos campos; tiene lógica que esto suceda cuando les servimos miles de hectareas de comida donde antes, por haber bosque denso, no existía. El ejemplar que muestro habita un ecosistema nativo; la alta meseta del P.N. Serra de Canastra (Minas Gerais, Brasil) y es inocente de todo este asunto. Bajó a beber a orillas del río y por allí estaba sentado yo, esperando ver especies de mayor enjundia pero listo para aprovechar cualquier ocasión.
Cámara Nikon D500 con objetivo Sigma 150-600 mms. f: 5.0 - 6.3 (Sport) a pulso. Iso:500 Exposición (v):1/400 de segundo. Apertura (f):6.3

Salvador Solé Soriano

En fotored desde 22/10/2011

Ficha personal
  • hace 4 años
    Alicia Díaz
     De menor enjundia dices, pero derecho tenía a ser retratada...y la mar de bien por cierto, aunque es verdad que a la omnipresente tórtola turca,  no le echo yo mucha cuenta a la hora de hacer fotos. Esta es sin embargo de plumaje más bonito, que se aprecia con nitidez; bien recortada sobre el fondo oscuro, es un buen perfil para apreciarla, y yo encantada de conocerla tan bien presentada.
    • Salvador Solé Soriano :hace 4 años Retrato aves mucho más discretas que esa porque, como se decí antiguamente, "todas son De Dios" o como debería decirse ahora, todas son parte necesaria de su ecosistema. Cierto que esta especie, que ya tenía muy vista y retratada en otros viajes, no era para nada de "fotografiado prioritario" pero como se me puso tan bien, era de cajón no desperdiciar la ocasión. Y eso (resumido) es lo que hay tras la expresión "de menor enjundia". Muchas gracias por tu amable comentario. Incluso el hecho de que me escribas cuatro líneas en vez de dos es algo que agradezco. 
  • Magnífica definición, colorido de lujo. El fondo oscuro mejora el contraste. Bella
    • Salvador Solé Soriano :hace 4 años Gracias, Lucas. Aunque yo tendría algunos peros que ponerle a la imagen (nadie más severo con su hijo que su propio padre) considero que vale la pena compartirla y comentarios como el tuyo y el de Alicia, me lo confirman.
  • Bella tortola. La has retratado magníficamente . Gran contraste y detalle. Que más quieres.? A pesar de ser tan abundante alli, yo ni la conocia.  Por cierto, yo de pequeño tenia un pareja de tortolas turcas. Muy mansas. Le dabamos cebada creo..
    • Salvador Solé Soriano :hace 4 años Una de las muchas cuestiones interesantes de viajar es que conoces cosas que son comunes en un sitio y que uno desconocía; eso supone que la ignorancia retrocede un poquitín...  Unas cuantas especies de aves se benefician del éxito humano y en algunos casos, como el de las tórtolas turcas, la domesticidad les aporta más ventajas que inconvenientes; comida segura, protección ante los depredadores, mayores resultados reproductivos... Un chollo que pagan caro el resto de las especies a las que el ser humano les hace la vida entre difícil y muy difícil. Gracias por tu amable comentario, Miguel Ángel.
  • Si entiendo lo que dices. Debia haber algun punto intermedio entre las especies salvajes y aquellas que son susceptibles de domesticar . Las últimas noticias sobre esto sugieren qie fueron ellas las que dieron el paso hacia la domesticación.. Aunque a veces no trébol claro que les compense..
    • Salvador Solé Soriano :hace 4 años Hay muchos puntos intermedios, ya que la diversidad, en todos los aspectos, es el modus operandi de la naturaleza; los carboneros y herrerillos no soportan la cautividad (igual que el Petirrojo) pero acuden presto a los comederos que la personas les ponen en el jardín, se benefician de los parques urbanos y de la ampliación del terreno forestado causada por el abandono de la agricultura. Hasta las rapaces que rehuyen la figura humana a larga distancia, provechan los animales que atropellamos y así vemos a busardos y cernícalos esperando, a filo de carretera, que les matemos algo. Nunca sabremos cómo se domesticaron exactamente los animales hoy domésticos (perros, vacas, ovejas, gatos...) ya que pudo suceder de varias maneras a lo largo del tiempo y la geografía, pero seguramente hubo un componente de simbiosis incial en el proceso. La evolución de la relación del ser humano con la naturaleza, aunque sembrada de horrores y errores, es fascinante.